El arte de escribir. El argumento

2.12.11

Si tuvieras la oportunidad de ser jurado en un certamen literario o de leer las creaciones de un grupo de escritores aficionados, te darías cuenta que muchos de ellos no realizan una estructura firme antes de empezar a escribir. Algunos afirman que sus obras están basadas en el personaje y que lo siguen a él. Otros simplemente cuentan una porción en la vida del personaje principal, sin planear qué es lo que incluyen y qué es lo que no.


Un argumento coherente y bien estructurado es la guía indispensable para los editores que hacen cambios. Y casi todos los editores hacen cambios. Pero los hacen con novelas que ya han pasado la primera "cata" y han sido leídas. Y para que eso ocurra han de estar bien estructuradas y tener un argumento sólido.

Detallar el argumento antes de empezar te ayudará a estructurar y a evitar problemas posteriores que pueden implicar retocar toda la historia. Prueba a realizarlo paso a paso.

¿Para qué construir el argumento antes de escribir?

¿Qué puede ser más motivador que tener un guión completo de tu novela para guiarte en todos los pasos desde el “érase una vez...” hasta el “...y vivieron felices y comieron perdices”? Y, bien al contrario ¿Qué puede ser más frustrante que estancarse una novela cuando aún te faltan 30.000 palabras para acabarla?

Por este motivo es importante para los escritores trazar una línea argumental. Si realizas un guión de la misma, conseguirás:

1. Asegurarte un inicio, medio y final equilibrados.
¿Cuántas veces te has encontrado con una novela cuyo comienzo es largo e incoherente, o bien tiene un final tan abrupto que nos sentimos estafados? Una historia tiene que estar debidamente equilibrada. Usa la regla del pulgar: El inicio y el final debe contener un 25% de la longitud de la novela cada uno, y el medio debe contener el otro 50%.

2. Evita los inicios falsos.
Lo peor que le puede suceder a un escritor o una escritora es descubrir que se ha quedado sin nada que decir antes de haber llegado al final de la historia. Llegados a este punto, lo único que puedes hacer es tirar lo escrito a la papelera y volver a pensar toda la historia. O bien (la peor opción de todas), ponerle un final a la “cosa” y esperar que nadie lo note. Si planificas con antelación jamás se te ocurrirá preguntar “Y ahora... ¿qué va a pasar?”.

3. Fluidez de las transiciones.
Tiene que ver con la ficción larga: con una historia principal y varios sub-argumentos, múltiples personajes y varios puntos de vista. Cuando cambias de un sub-argumento a otro, no quieres robarle protagonismo a la historia principal. Consulta el archivo: El rumbo de la historia y la continuidad.

4. Ritmo coherente.
Si sabes por dónde quieres que vaya la historia es muy fácil evitar los tiempos muertos. Si un personaje o un sub-argumento sobresalen demasiado, siempre estás a tiempo de recortarlos. Si haces bien tu trabajo a la hora de diseñar el hilo argumental, construirás la tensión desde el momento inicial hasta el clímax.

5. Motívate.
Escribir una novela es una tarea desmotivadora y es sencillo descorazonarse al no tener un camino marcado claramente. Por el contrario, es muy satisfactorio escribir “hecho” al lado de uno de los pasos a seguir para llegar al final de la novela. Te dará ánimos para seguir.

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