13 trucos que te ayudarán a corregir tus textos

28.10.11

Yolanda González Mesa

Pocas cosas aseguran tanto que un potencial agente o editor descartará nuestro trabajo como los errores tipográficos, ortográficos o gramaticales.
Y pocas cosas hay tan aburridas como la corrección de un texto, especialmente si es muy largo.


Por no hablar de lo frustrante que puede llegar a ser, porque, no importa lo cuidadosos que seamos, gracias a la maravillosa función “autocompletar” de nuestro cerebro, siempre se escapará algún error que, por supuesto, sólo se hará visible cuando ya hayamos enviado el manuscrito o la newsletter, publicado el artículo, o en el instante mismo que nuestra némesis (léase, mejor amiga, ex-pareja, compañero tocapelotas del trabajo), pose sus ojos en el texto.

Para intentar que esta fase sea, si no más divertida, por lo menos más eficaz, podéis aplicar lo siguientes trucos:

1. No corrijas inmediatamente después de terminar de escribir: si dejamos pasar un tiempo (idealmente unos días) entre ambas actividades, nuestro cerebro verá el texto como algo nuevo, y tenderá a leer lo que está escrito, y no lo que crees que escribiste.

2. Usa siempre programas que chequeen automáticamente la ortografía: hacer esto y pasar el corrector antes de hacer tú mismo la corrección te señalará los errores más gordos. Eso sí, yo mantengo deshabilitada la opción de autocorrección, porque en la mayoría de programas da más fallos de los que soluciona.

3. Pide a otra persona que lo corrija: si además esa persona también escribe, podéis “intercambiar el servicio”.

4. Corrige el texto de atrás hacia adelante: si empezamos por la última palabra y vamos retrocediendo, el sentido de las frases no interferirá a la hora de fijarnos en los errores.

5. Léelo despacio en voz alta: debes pronunciar con cuidado cada palabra, y esto también te permitirá ver si faltan signos de puntuación.

6. Fíjate especialmente en los monosílabos: resulta más fácil encontrar los errores en sustantivos, verbos y adjetivos, que en artículos o conjunciones, así que dedícales especial atención.

7. Recuerda que el exceso de confianza conduce al error: por muy seguro que estés de ellos, comprueba todos los nombres propios, términos técnicos, fechas o títulos que incluyas.

8. Recuerda que el exceso de confianza conduce al error: corrige todos los textos. Siempre. Así evitarás, por ejemplo, repetir un epígrafe en una lista.

9. Imprime el texto para corregirlo: aunque sea una medida poco ecológica, lo cierto es que leer en pantalla es cansado, y por tanto tendemos más a escanear que a leer, por lo que se nos pueden escapar muchos errores.

10. Usa una regla para leer línea por línea: este es un truco de mis tiempos de colegial (no recuerdo qué profesora nos lo enseñó) para no olvidar repasar ninguna línea. En el mismo sentido, también es bueno usar un lápiz para ir señalando cada palabra.

11. No corrijas con prisa: concede a la tarea todo el tiempo que requiera, y repítelo varias veces, aunque nunca más de tres. Si el texto es especialmente importante, repásalo varias veces, dejando un buen intervalo de tiempo entre correcciones. Si pasas por alto un error la primera vez, volver sobre el texto inmediatamente no hará que te percates del mismo.

12. Divide las correcciones en “tipos de errores”: acentos por un lado, signos de puntuación por otro, después errores gramaticales y así con todo. Yo no tengo paciencia para ser tan exhaustiva, pero es un método que funciona bien.

13. Presta especial atención a los errores que cometes más a menudo: todos tenemos alguna palabra “maldita”, (la mía es “aun” con o sin acento), así que hay que corregirlas con más cuidado aún.

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