Jota Kintana, datos sobre cómo escribe

21.1.12

En una entrevista para el sitio web El Telégrafo, Jota Kintana, uno de los mejores poetas ecuatorianos de la actualidad, responde a distintos tópicos acerca de la literatura y la escritura.

A la pregunta de si la escritura y la literatura están relacionadas, responde que: "...íntimamente, como el lápiz y el papel". No se puede escribir sin haber leído mucho previamente, por lo menos yo".

Y cuando se le pregunta si hay algún método para escribir, duda de que se pueda usar la palabra método, pero sí tiene un proceso para escribir: "...nace con la generación de la idea de un poema. Las ideas vienen de fuentes muy variadas. Unas ideas surgen mientras leo a otros poetas, y hay poetas que por razones que desconozco me llegan más que otros y disparan ideas a mi cabeza. Supongo que es normal. Anoto las ideas en los mismos libros y luego las llevo a la computadora.  Otras ideas, y estas son más difíciles porque requieren estar más atento a lo que me rodea, surgen de alguna conversación, de alguna situación que me ocurrió o pasó a alguien más; del periódico, incluso de frases espontáneas que escucho de otras personas, o hasta cuando estoy afeitándome".

No duda además en reconocer que fueron dos los hitos en su vida que lo empujaron al mundo de las letras. Relata así su experiencia: "El primero fue cuando mi padre me regaló, antes de irme a España, en el año 2000, donde viví cinco años con mi familia, una copia de “Romanza de las horas”, de Noboa y Caamaño, copia que venía con una dedicatoria de mi abuelo a mi padre, escrita en 1975, con la cual me di cuenta de que el poeta era mi pariente. Leí el libro con gran interés y sentí ganas de escribir, consciente ya que la métrica y las reglas rígidas no existían en la poesía desde hace muchas décadas. El segundo hito fue en  2002, cuando atravesaba un momento trascendente en mi vida, que escribí mi primer poema, “Enemigo fiel”, que consta en el libro “Tres whiskys para pasar la borrachera”.

Sobre el proceso de revisión de sus textos, afirma que es muy obsesivo: "Mientras no surge una inspiración para un poema nuevo, vuelvo a leer y releer los ya escritos. Cambio, añado o quito palabras. Borro o cambio versos enteros buscando el “menos es más”. Usualmente en el proceso acorto los poemas. También trato de expresarme de una manera propia y sin palabras innecesarias o rebuscadas, ya que siempre es una tentación enredar los poemas más de lo necesario. El primer “termómetro” es mi esposa, con quien comparto mis poemas".

Por último señala que no ha participado nunca en un taller literario, pero no por ello cree que no sean de mucha utilidad.

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