Sueño infiel

2.5.12

En mis sueños hay una hilera de habitaciones sin puertas ni ventanas, con pisos de tierra. Entro en una de ellas. La pieza huele a humedad. Hay un colchón mugriento en un rincón y sobre él, tú, desnuda. "¿Qué haces allí?, te digo. No respondes. Te pones de pie. Te colocas un vestido blanco con flores rojas. Te sujetas el cabello. Y de repente descubro tu rostro bellísimo. Sonríes maliciosa. "Espera. No te vayas", te digo. Porque has empezado a abandonar el cuartucho. "¿A dónde vas? No me dejes". Haces caso omiso a mi llamado. Sales, reina, garbosa, hacia el exterior, donde te espera un hombre a quien tomas de la mano y luego besas, alzando los talones para alcanzar sus labios. "No puede ser", me digo. "Esto ha de ser un sueño. Eres mía. Mía". Abro y cierro los ojos con intención de volver a alguna realidad. Sin embargo sigues allí. Ahora el hombre acaricia tu espalda desnuda. Me acerco a ti. Te tomo de la mano. Este hombre debió de haberte hechizado. Siempre me amaste, siempre fuiste fiel. Jamás antes te habías comportado así. Trato de apartarte de él, tirando suavemente de tu mano. "Déjame", dices. Te zafas, te abrazas a él. El hombre, alto, guapo, galán de telenovela, me mira con odio. Se abalanza sobre mí. Y luego, no recuerdo más. Sólo veo tu sombra y la de él alejándose por un camino polvoriento, mientras yo veo la mancha roja de mi camisa.

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