Dejar testimonio

19.7.12

Dejar testimonio
“La ficción de un taller que nunca se dará”
26 de junio 2012



I
Huellas

Escribir es dejar testimonio y no importa el género que elijas: la novela, el ensayo, la poesía o el epistolar. Decir que estuviste, que habitaste esta tierra, que no te fuiste sin dejar un rastro, aunque sean unas pocas líneas en algún diario personal o en alguna libreta de campo. Nadie quiere perderse en el olvido. De eso se trata, ¿no?

II
Sala de Prensa


A la tarde la Municipalidad del Centro Cívico recuerda los viejos tiempos de una ciudad más apacible. Vacíos están los pasillos, las salas y muchas de sus oficinas. Por tradición todas las tensiones de la ciudad se van acumulando en las horas de la mañana y la tarde parece vacía de preocupaciones. ¿Tendrán horario las preocupaciones?

Recuerdo como hace más de un año y en plena nevada del volcán, a las seis de la tarde, el Intendente de turno le dijo a los periodistas: “nos volvemos a ver mañana a la mañana” como si las cenizas y la arena que se iban depositando en las calles sumados a nuestro propio temor a lo inesperado podrían esperar hasta las horas hábiles de los funcionarios.

Hoy, la misma sala de prensa que fuera ocupada pacíficamente por los estudiantes hace unas semanas se ha convertido en un espacio de taller de escritura o mejor dicho de “la ficción de un taller de escritura que nunca llegará a darse” y que lleva el oportuno nombre de “Grado 0 de la escritura”. Detrás de la mesa en que a diario políticos, representantes de organizaciones civiles y vecinos discuten las complejidades de nuestra vida ciudadana hoy hay cuatro escritores de la Residencia Creativa InterZona que dialogan con treinta escritores de Bariloche. ¿De que hablan los escritores cuando están juntos? ¿Cuáles son sus preocupaciones?

Tres preguntas escritas en anónimas hojas blancas son respondidas por los escritores presentes para que las respuestas disparen un debate, una conversación alrededor de las motivaciones, los desafíos, el placer, los miedos y las frustraciones que encierra el difícil arte de escribir. Son tres preguntas las que sintetizan las vicisitudes del oficio: ¿Qué me motiva a escribir?, ¿Qué estoy escribiendo?, ¿Cuáles son las dificultades?

III
Las preguntas


Lo que decían algunas de las páginas que escribieron los escritores que asistieron al taller era lo siguiente: “Me motivan las cuestiones que involucren la vida cotidiana, los sentimientos del alma y desde este sentir poder aprender a expresar en palabras lo esencial”; En mi infancia me tocó escribir muchas cartas porque mi madre había quedado ciega y ella no podía escribir. Ese fue el comienzo (…) Escribo por aburrimiento, escribo para entretenerme y entretener, para pasar el tiempo. Escribo para sacarle el jugo a las experiencias, los personajes, los escenarios. Escribo para juntar los pedazos de lo que soy. Me trajo acá la curiosidad por saber como coordinan ustedes el trabajo. Las dificultades son siempre las mismas: romper la inercia, sacudirme el miedo y la pereza y escribir la primera oración (…); La motivación es acerca de compartir alguna técnica, algún silencio reflexivo que permita la creatividad e inspirarse con otros compartiendo territorio. Las dificultades se relacionan con la no persistencia en el trabajo, las interrupciones en lo cotidiano y creer no saber (…); Mi motivación es la expresión del ser. Las dificultades son las subjetividades del escritor, lector respecto a la interpretación del enunciado, es decir como me va a leer, de que manera, etc. (…); Me motiva escribir el inmenso placer que encuentro en hacerlo. Me gusta la crónica y la novela. Las dificultades son la falta de perseverancia, la falta de lectores, la falta de maestros y demasiadas expectativas (…); Mi motivación es puro placer y los temas son las realidades desplazadas de irrealidades (…); La motivación es no morir y dotar de un sentido a lo cotidiano. La dificultad es renunciar a la posibilidad y elegir lo concreto (...); Me motiva a escribir la pulsión de vida, la pulsión de muerte y la brecha entre ambos espacios. Las dificultades son que no tengo un cuarto propio ni una renta de cien mil libras (…); Escribo desde chica y es la mejor forma de expresarme que encuentro. Me frustra no ver originalidad en mis escritos y saber que los puede escribir o pensar cualquiera y que es más de lo mismo.”

IV
Las respuestas


Las respuestas que fueron dando los cuatro escritores -Chitarroni, Bartorello, Cippolini, Kohan- se entrelazaban con respuestas, comentarios, opiniones, anécdotas propias del oficio y relatos de sus experiencias de vida. Enumeramos algunas.

“Existe una diferencia entre escribir por escribir o escribir para ser leído. Escribir y el deseo por ser publicado para que lo que escribimos circule son cosas distintas. Existe la necesidad de escribir y existe la necesidad de publicar. Se escribe para ordenar los pensamientos. Contar algo a alguien que nos escuche y nos lea, ese es otro paso. Son dos necesidades distintas: la escritura y la necesidad de que lo que se escribe circule. El deseo de la escritura es un deseo, el deseo de ser leído es otra cosa. Escribir y publicar son dos órdenes del deseo diferentes. Uso la palabra “libro” para la publicación y “texto” para la escritura. Los lectores aparecen con la publicación, es decir con el libro. A veces incluso existe la mera necesidad de publicar y no la de escribir.”

“Hay gente que quiere ser famosa pero no escritora. No es lo mismo querer ser famosa/o que querer ser escritor/a. En Argentina nadie vive de escribir. Argentina no es un país que puede financiar a un escritor.”
“Los diarios y las cartas de Kafka son reveladores. Él cultivaba el deseo de que no lo confundan. Escribía con minuciosidad. Su deseo no era publicar sino dejar testimonio de su vida. Kafka tuvo que convertirse en escarabajo para que le presten atención en una casa en que no valoraban la escritura y solo las cosas materiales. El receptor era conjetural.”

La época actual es una época en la que se escribe más que nunca. Se escribe en todo momento y en todos lados. Jean-Luc Godard, el director de cine, decía hace poco que pensamos que vivimos en la época de la imagen pero no es así. Nunca se escribieron tantos correos electrónicos como hoy en día y en cualquier momento del día. Los mensajes de texto también. Se podría vincular este hábito con un género que es el de la novela epistolar. Hay muchos escritores que cultivaban amores epistolares.”

“Siempre que hay escritura hay un otro. Pero hay que distinguir entre los otros. Existe el placer de la escritura, más acá de la intención. El placer y la necesidad son funciones diferentes. Puede existir la necesidad pero no el placer. El mismo Kafka escribía como un poseso. No había disfrute, sólo necesidad. Era la necesidad por dejar una huella. Y eso también implica que hay un otro.”

“Existen muchas motivaciones por escribir. Alfred Hitchcok por ejemplo decía que su motivación era el salario.”

“En el oficio de la escritura siempre existen dificultades que circulan alrededor del desafío que implica armar una obra propia. Esa angustia va a estar siempre, incluso cuando ya se tiene algo publicado va seguir la ansiedad. En los grandes escritores esa angustia está presente siempre. La zozobra íntima siempre está. La escritura es una labor solitaria y todo el mundo quiere ser Baudelaire pero nadie quiere pasar por lo que él pasó.”

“En la actualidad existen muchas editoriales y muchas opciones para publicar. Se escribe de manera muy distinta y distintas editoriales dan cabida a opciones muy diferentes de escritura. Hay que dar con el editor que conecta con lo que estás escribiendo.”

“Inspirarse con otros es lo que yo llamo leer. Algo que tenemos en común los escritores es que adoramos leer. Es difícil escribir si no te gusta leer. Los maestros son los escritores que uno lee. No hay que creer en los maestros como vacas sagradas. Hay que buscar las respuestas en la misma literatura. Está todo en la literatura.”

“Las dudas sobre su propio talento o capacidad es lo mejor que a un escritor le puede pasar.”
“En cuanto a escribir en conjunto es algo que han hecho muchos escritores. Borges y Bioy Casares lo hacían. Se divertían mucho y casi no podían trasmitirlo. Podríamos hablar de “los ahogados en su propia satisfacción.””


“A nosotros la literatura nos importa mucho y vivimos en un mundo en que la literatura no le importa a casi nadie. Ese desencuentro no puede sino traer problemas. Apenas uno pone a funcionar su pasión literaria uno percibe que el mundo, la familia, el trabajo es una gigantesca conspiración destinada a impedirnos a escribir. Bajo la lógica de esa dinámica cotidiana que se llaman responsabilidades siempre hay algo más importante que hacer que escribir. Parte de las astucias que uno va adquiriendo como escritor es justamente hacerle un lugar a la escritura porque ese lugar nunca va a estar dado de por si. El primer enemigo del lector son los padres. Los padres cuando sus hijos van a la escuela media dicen todo el tiempo que les encantaría que sus hijos leyeran porque saben que eso no va a ocurrir. Lo dicen con la tranquilidad de que eso no va a pasar. Pero apenas pasa la primera interrupción que sufren los chicos que deciden tirarse en la cama para leer un día entero es la de los padres que los quieren sacar de esa situación. Después la esposa/o, los hijos, etc.”

Un escritor está siempre probando. La técnica tiene que ser un requerimiento de nuestro deseo de expresión. Es estar ahí en el presente con una hoja de papel y una lapicera, resolviendo. No es una operación algebraica. Es un ensayo continuo. Todos tenemos las mismas dificultades, son comunes a los escritores.”

“Frente a este imaginario romántico de un grupo de escritores escribiendo y creando en el Hotel LLao LLao yo quiero comentar que en una semana y después de estos cinco días en el LLao LLao voy a estar en otro hotel de una estrella en Neuquén que es adonde viajo todos los meses a dar clases. También hay otros hoteles que adoro como el “Touring” de Trelew pero no se parece al LLao LLao. La relación más genuina que podemos tener con la literatura es aceptar que de pronto la mano viene bien y nos toca el LLao LLao y de repente el hotel de huéspedes de Comodoro. Pasan cosas que son gratificantes pero no son las que definen en última instancia ni el efecto que uno quiere ni la motivación que uno tiene.”

“Existe esa película “Barton Fink”, que muestra la situación fantaseada de todo escritor. Todos tenemos esa ficción de poder escribir nuestra obra en una situación ideal. Pero para hacerlo tenemos que hacer otras cosas, escribir critica literaria, meterse en los medios, escribir critica de arte, escribir ensayos. Los escritores de hoy están forzados a hacer muchos trabajos relacionados con la escritura. Uno tiene esa gran esperanza de que es ese creador de Bariloche o del Barrio San Cristóbal y que alguien en algún momento va a notar ese esplendor maravilloso que uno produce. Pero no es así. También hay que hacerse notar y empezar a funcionar y muchas veces eso implica empezar con otro tipo de escrituras, escrituras un poco más serviciales. Y eso no pone en tela de juicio la identidad o ninguna de esas cosas. Y no viene mal como un entrenamiento. Nosotros no empezamos escribiendo novelas. Yo por ejemplo empecé escribiendo críticas en una revista ignota que se llamaba Sitio y en otra revista de Rock aún más ignota que se llamaba Audio. Tal vez no sea la mejor forma pero debemos poner la escritura en una zona de riesgo.”

Hans Schulz / Crónicas-B2000
Las preguntas y las citas de los escritores son textuales a partir de la desgrabación.

Vía | bariloche2000.com

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