'Escribo por los aplausos, no por necesidad'

24.9.12

"Un poeta muerto ya no puede escribir. De ahí la importancia de seguir vivo". Con este par de versos abre la primera colección de poemas de Michel Houellebecq que se publica en España (vía Anagrama). 


Pese a que la muerte está ahí desde el principio, el autor de 'Las partículas elementales', que se 'mató' literariamente hablando en su última novela, la brutal 'El mapa y el territorio' (con la que consiguió el prestigioso Goncourt en 2010), dice no pensar "casi nunca" en la muerte. "La idea de la muerte es una idea agradable, pero esa no es la razón por la que mato a mis personajes. Los mato para poder enterrarlos. Porque me gustan los entierros", confiesa.

No habla de su desaparición del año pasado, cuando incluso su agente se extrañó de que no le devolviera las llamadas después de no presentarse a una lectura en Amsterdam, ni de su supuesta residencia en España (al parecer, como su personaje en 'El mapa y el territorio', podría estar viviendo en Cabo de Gata, Almería), lo único que admite es que vive en un lugar "rodeado de jubilados holandeses". Y cuando se le pregunta si Frédéric Beigbeder habla de él cuando se refiere a que el mejor escritor de todo los tiempos "aún está vivo" contesta: "¿De quién si no podría estar hablando?".

Lleva un polo amarillo desteñido y su maltratada parka verde. Se toca su desgreñado pelo a menudo y fuma en una postura extraña. Sus silencios entre palabra y palabra son eternos. Cuando parpadea parece haber cerrado los ojos y disponerse a dormir. Dice que, en realidad, escribe por vanidad. "Escribo por los aplausos, no escribo por necesidad. No soy la clase de escritor que no puede evitar escribir. Nunca he llevado un diario", confiesa.

Se siente en la obligación de ayudar a su poesía porque, en comparación con su novela, "es como un niño minusválido comparado con uno sano"."Es difícil editar poesía hoy en día. Tengo la sensación de que ya no cumple una función. De que su función se la robó la música. Por eso el siglo XX no ha dado tan buenos poetas como el XIX", asegura.

Amante de la literatura de Flaubert, no está de acuerdo, sin embargo, en que el escritor debe huir de la repetición. Y mucho menos en poesía. "Para mí la poesía es repetición. Me gusta repetir palabras. Sé que me repito mucho, pero me gusta. Creo en ello", admite. ¿Y qué hay de la provocación? "En poesía no se puede provocar. Es imposible. No hay personajes", responde.

Asegura el autor francés que 'El mapa y el territorio' "es una novela extraña" porque "los personajes viven en un mundo que no entienden" y porque "plantea temas incomprensibles, como el hecho de que obras artísticas tengan éxito comercial". Y en ningún momento, asegura, su intención era la de incomodar al lector. "Lo que quería era adormecerlo, llevarlo sin que se diera cuenta hasta donde yo quería. Puede que me esté haciendo mayor", confiesa. Lo de incluirse como personaje, lo encontró "creíble". "Conozco a muchos artistas y cualquiera de ellos podría pedirme un texto para su catálogo", añade.

Eso sí, quiere dejar claro que en ningún caso lo que le ocurre al escritor tiene nada que ver con él. "La autobiografía es una cosa muy seria. Yo acostumbro a mentir. Nada de lo que cuento es cierto. Creo que no sería capaz de escribir una autobiografía", sentencia. De entre los poetas que admira señala a Rimbaud, Baudelaire, Mallarmé y Apollinaire. Ninguno del siglo XX. Algo que no ocurre con la narrativa. "La novela francesa goza de muy buena salud hoy", dice. Y menciona a Beigbeder, a Pierre Michon y a Emmanuel Carrere. ¿Y Amélie Nothomb? "No la he leído, no me interesa".

Vía | elmundo.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario