Quizá Dios te escuche - Relato corto de Juan César Flores Granda

20.5.14

Cuando estabas viva, abuelita, me decías que Dios respondía si se le hablaba con fe. Le he hablado con toda la fe que he podido, pero no me ha dirigido la palabra. Por eso, abuelita, te pido a ti que le pidas por mí. Cuando lo veas, allá en su trono, dile que haga lo posible para que mi padrastro deje de besarme en el cuerpo, para que deje de manosearme cuando no está mamá. Él dice que es una muestra de su amor por mí, que es la manera normal que tienen los papás de mostrar amor por sus hijas. Pero yo no le creo. ¿Por qué entonces me dice que este amor nuestro es un secreto que mamá no debe saber? Abuelita, créeme que deseos de contárselo a mi madre no me han faltado, pero cuando recuerdo la manera en que ella lo mira a los ojos y lo besa, cuando recuerdo el gran amor que le tiene, entonces pienso en si mi confesión no hará que ellos terminen enojándose. Ya ves, siento pavor de pensar que pueda hacer infeliz a mi madre. Es por ello que acudo a ti, abuelita. Vamos, dile a Diosito que no sea sordo. Qué le cuesta manejar a mi padrastro a fin de que abandone su deseo por tocarme. Es todo cuanto le pido. Ahora, abuelita, me despido de ti, es hora de acostarme. Ya siento aquellos pasos cerca. Quizá no entre. Quizá te escuche Dios antes. Quizá Dios me haga caso y los pasos se alejen a la otra habitación, junto a mamá.


Juan César Flores Granda

No hay comentarios:

Publicar un comentario