Deja los celos, tío

28.7.11

Estás celoso. No tienes por qué estarlo. Sólo soy un chico. Y además tu sobrino. Así que deja ya de vociferar, cálmate, respira, vamos. Eso es. Te diré una cosa: no me gustó que dijeras eso de "cola". Sí, me refiero a cuando ella y yo llegamos. Le dijiste: "¿Por qué traes cola?". Y te referías a mí. De modo que te molesta mi presencia. O simplemente no querías que nadie, ni siquiera yo que soy tu sobrino, viniera a visitarte. Por su puesto que tienes derecho a desear estar solo. Después de todo es domingo, tu día de descanso. Pero no tienes derecho a ofenderme. No soy una "cola", como dices. Bueno, quizá lo sea de algún modo, pero no lo digas, y menos con mala intención.

¿Y bueno? ¿Qué? Ya estoy aquí, te guste o no. Aguántate. No me iré además. No te daré el gusto. Me lanzaste una indirecta directa y ahora me quedo para vengarme, para molestarte. Y deja ya de mirar con rabia a tu mujer. La has insultado, la has tratado de perra, e incluso, sin que te importe la presencia de la abuela, le has dicho puta. Eres su marido, es cierto, pero no tienes derecho de tratarla así. ¿O sí?

Pero... espera... espera... no... ¿Qué haces?. Déjala. No, no la golpees, por favor. Tío, te lo suplico. No, no la patees. No le des una bofetada, no le jales los cabellos, no la tires al suelo. Mira cómo ha quedado, tumbada, gritando, con las piernas torcidas. Mira sus lágrimas. ¿Es que no te da lástima? No le pegues, es tu mujer. Yo sólo la estaba acompañando. Deja los celos a un lado, tío.

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