Isabel Jiménez Romero: "Escribir es una opción de vida".

23.3.12

Isabel Jiménez Romero se define a sí misma como “una mujer entusiasta, coleccionista de ilusiones; que se derrumba ante una mirada de desprecio, pero no ante los obstáculos que pueda hallar en el camino hacia la meta”. Isabel es, ante todo, mujer que ama la cultura, la literatura, la escritura, y que se ha hecho a ella misma a lo largo de estos años.


¿Quién es Isabel Jiménez? Cuéntenos un poco sobre usted.

Ante todo soy mujer, una mujer que no tuvo más remedio que emigrar de su pueblo natal. Un pueblo blanco de cal, amurallado, con la mirada puesta en el Valle de los Pedroches. Nací el mismo año que Televisión Española. Estudié el Bachillerato Elemental en Córdoba, gracias a una de esas primeras becas de estudios que la administración tuvo a bien conceder a los niños sin recursos. En los años 70 emigré a Madrid, donde compaginaba estudios de Bachillerato Superior y después Magisterio con el trabajo de oficina en una fábrica. Estoy casada y tengo dos hijas. He impartido clases extraescolares de francés y animación a la lectura. Durante una década he trabajado en la integración escolar de niños con necesidades educativas especiales.

Me defino a mí misma como «una mujer entusiasta», coleccionista de ilusiones; que se derrumba ante una mirada de desprecio, pero no ante los obstáculos que pueda hallar en el camino hacia la meta. Terca, confío en el trabajo como el único medio para conseguir mis sueños. Amo a los niños, segura de que solo en ellos se halla la autenticidad. Y son ellos quienes saben apreciar el valor de lo pequeño. Tal es el motivo de mi labor como cuenta-cuentos.

¿Cuándo comenzó a escribir y por qué razón? ¿Es de esas personas que escriben para sacar fuera lo que llevan dentro? ¿Cuál es su motivación para escribir?

Escribo desde siempre; aún cuando no lo hacía con claridad. Pienso que se nace escritor, pero hay que trabajar cada día para hacerlo bien. Escribir es una opción de vida, de estar en el mundo, de conectarte contigo mismo y con los demás. Escribo porque es la manera más sutil que conozco para dejar sellada la belleza, el desencanto, el enojo, la alegría… También la pintura se semeja en su capacidad para captar lo sublime y lo pequeño; de hecho, me gusta pintar y dibujar. Pero dedico más energía a escribir porque me encuentro más cómoda en el campo de las palabras, más a mis anchas.

Invento personajes e historias que me sirvan para denunciar las injusticias de las que soy testigo, para darles protagonismo a las personas anónimas, para cambiar el estado de las cosas.

¿Qué le diría a alguien que escribe pero que no se atreve a participar en certámenes, o a intentar publicar lo que escribe? ¿Cómo se pierde ese miedo a que otros lean lo que sale de ti?

Para participar en certámenes, convencer a las editoriales para publicar tus obras… se necesitan grandes dosis de entusiasmo. Entusiasmo por tu trabajo y un convencimiento pleno de que cuanto haces ha brotado de tu alma de escritor; que lo has dado todo y has mimado tu obra. Solo así puedes obtener alguna que otra recompensa. Pero nadie asegura que es fácil traspasar el umbral. Conozco a muchos escritores que, a pesar de su buen hacer, no han logrado ese reconocimiento. Así y todo, continúan escribiendo. Porque como ya puntualicé al principio: «Escribir es una forma de ser, de estar, de observar el mundo».

Esta es la única razón por la que yo misma necesito de ese folio en blanco para depositar las palabras que me dicta el corazón.

Fuente: Oretania

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