Cómo ser escritor prolífico, según Isaac Asimov

15.12.12

Hay graves desventajas en ser un escritor prolífico, y si usted está seriamente interesado en escribir, puede ser que lo que usted menos quiera sea ser un escritor prolífico.


Ser prolífico implica ser capaz de escribir rápido, con fluidez, y sin preocuparse demasiado por las mejoras que uno podría introducir si uno se tomara el tiempo necesario. Eso es precisamente lo que usted no quiere hacer si usted está interesado en escribir bien.

Escribir rápido y escribir bien son habitualmente atributos incompatibles, y si usted tiene que optar por uno de los dos, debe hacerlo siempre por la calidad en detrimento de la velocidad.

Pero supongamos que usted escribe bastante bien. ¿No le sería posible, además, escribir con rapidez y fluidez? Sin duda, usted tiene el derecho de soñar con eso. Cualquier escritor que haya creado algo a fuerza de transpiración y tachaduras interminables y haya descubierto que sus virtudes se desvanecían a medida que le daba la lectura final, tendrá que preguntarse qué sentiría uno si escribiera algo de un tirón y entre bostezos, por decirlo así, y al leerlo eso sonara perfectamente bien.

No sólo se volvería simple entonces un trabajo que tortura la mente, sino que usted podría producir muchos más ítems, cobrar por cada uno, y mejorar enormemente su cuenta bancaria.

¿Qué le hace falta para lograrlo?

1) Tiene que gustarle escribir.

Sin esto, todo lo demás se viene al suelo y usted tendrá que buscarse otras ilusiones. La fecundidad literaria no es para usted.

Fíjese bien, yo no digo que usted tiene que tener un gran impulso o una profunda ambición de escribir. Eso no basta. Evidentemente, todo aquel que trata de escribir tiene que tener el impulso y la ambición de hacerlo, y a cualquiera le encanta tener un manuscrito terminado en el escritorio.

¿Pero qué me dice de todo lo que viene en el medio? ¿Del proceso de garabatear el papel, o golpear sobre las teclas de la máquina de escribir, o hablarle a un micrófono? Si esto no es más que un trance agonizante entre el impulso original y el éxtasis final, entonces usted puede ser un buen escritor, y hasta un escritor de genio... pero jamás será un escritor prolífico. Nadie puede soportar tanta agonía.

No, el mismo acto de escribir tiene que ser placentero.

2) Nada debe gustarle mucho salvo escribir.

La mayoría de nosotros somos tironeados por deseos diferentes, pero el escritor que quiere ser prolífico no puede dudar. Escribir es lo que tiene que querer hacer, y no ninguna otra cosa.

Si usted mira a través de su ventana uno de estos días en que toda la naturaleza está sonriendo y llamándolo para que salga y la disfrute y usted dice: “Oh, diablos, escribiré mañana”, entonces abandone sus sueños de ser un escritor prolífico.

Si usted puede contemplar un día así y sentir un miedo repentino de que alguien muy querido venga a decirle “Qué buen tiempo para una linda caminata” o “Qué día estupendo para hacer esto y lo otro”, entonces usted todavía tiene esperanzas. (Francamente, lo que yo hago es mantener las persianas siempre bajas e imaginarme que afuera hay tormenta de nieve.)

3) Tiene que tener confianza en sí mismo.

Si sus oraciones nunca le parecen perfectas y si usted nunca está contento hasta que las hace desaparecer bajo raspaduras e interlineados, o hasta que las transforma tanto que ni se parecen a las que escribió originalmente, ¿cómo puede entonces pretender ser prolífico?

Usted puede preguntar: “¿Pero qué pasa si la oración está mal? No puedo dejarla así, ¿no?”

Por supuesto que no, pero partimos del presupuesto de que usted es un escritor razonablemente bueno, y que además tiene el sueño de llegar a ser prolífico. Como escritor razonablemente bueno que usted es, usted ha escrito sin duda una oración razonablemente buena, así que déjela como está. Una vez que haya terminado la obra, puede revisarla y cambiar todo lo que realmente necesite ser cambiado, y luego pasarla en limpio. Pero después se acabó.

Recuerde, cambie sólo lo que necesite un cambio. Tiene que desarrollar una aversión activa al cambio y no resignarse nunca a hacerlo sin antes suspirar de pena.

Seguramente, usted habrá oído decir una y otra vez que no existe el escribir sino sólo el reescribir; y que es el pulido lo que logra todo. Claro, pero es si usted quiere ser un gran escritor. Aquí estamos hablando de un escritor prolífico.

4) Nunca pierda tiempo.

Usted puede reemplazar el dinero si pierde su billetera. Puede comprar una nueva máquina de escribir si le saquean el departamento. Puede casarse de nuevo si lo sorprende el divorcio. Pero ese minuto que dejó escapar sin ninguna necesidad no volverá jamás, y lo que es más, nunca volverá usted a tener un minuto tan bueno, porque todos los minutos futuros vendrán cuando usted ya esté más viejo y más gastado.

Existen muchos modos de ahorrar tiempo, y cada escritor prolífico conoce los suyos. Algunos se vuelven completamente asociales, arrancan el cable del teléfono y nunca responden el correo. Otros interponen a un familiar como ogro entre el mundo y ellos. Otros aprenden a desconectar sus sentidos y a escribir mientras la actividad bulle alrededor de ellos.

Mi sistema es hacer todo yo mismo. No tengo ayudantes ni secretarias ni dactilógrafas ni investigadores ni agentes, ni representantes. Mi teoría es que toda esa gente le hace a uno perder el tiempo. En el tiempo que lleva explicarles lo que uno quiere, controlar lo que hacen, señalarles en qué se equivocaron... uno mismo puede hacer tres veces más.

Así es. Si usted quiere ser un escritor prolífico, usted tiene que ser una persona obsesionada con una idea fija y hacer todos sus movimientos sin escalas. Suena horrible, ¿no?

Bueno, entonces esfuércese por ser un buen escritor, y deje la fecundidad para las pobres almas que no pueden evitarla. FIN

Vía | http://jovenesescritores.mforos.com

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