Cómo escribir la primera página de tu novela…

25.9.13

Quieres escribir tu novela, tu guión o tu obra de teatro, y no puedes porque no sabes cómo diablos comenzar. Realmente, las primeras palabras son más fáciles de lo que crees…


Puede que hayas leído cómo sacar ideas para escribir una novela y cómo escribir y publicar una novela en siete pasos de Isabel Garzo (escritora de elegante prosa con Las reglas del olvido). Has hecho los deberes: conoces el tema, a tus personajes y tienes un plan de escritura, o todo lo contrario… Piensas como Stephen King que escribir es como desenterrar un hueso de un dinosaurio: hay que mostrarlo a la luz poco a poco. En cualquier caso, ¡no escribes!

Por lo general, una novela tiene alrededor de 300 páginas, 50.000 palabras. Un guión estándar 90 páginas o 17.000 palabras (como resultado de podar prosa). Son “datos” que asustan. Estaría bien escribir sin pensar en “números de paǵinas”, sin embargo, queremos presentarnos a concursos, enviar el manuscrito a una editorial o el guión a una productora.

Tantas palabras… ¿Y tan poco tiempo?

Puedes seguir el ejemplo de uno de los lectores de La solución elegante que recientemente me escribió. Decidió escribir dos páginas cada día (y sólo dos) a doble espacio hasta completar un manuscrito para un importante certamen de literatura infantil-juvenil.

Si dos páginas aún te parecen mucho, piensa en 2 tuits y medio cada día.

El novelista Cory Doctorow propone un plan más sencillo para concluir una novela:

“Fija un objetivo diario de escritura. Pequeño. 75 palabras al día, es una novela al año” dice Cory Doctorow.

Un guión o una obra de teatro escrito a ritmo de 75 palabras cada día se completaría en 7 meses.

Aunque no lo creas, 75 palabras dan para mucho. ¡Aquí hay 70!:

Vito Corleone

Entiendo. Tu paraíso era América. Tenías tu negocio, la vida te iba bien, la policía velaba tu sueño con la ley, y no me necesitabas. Pero ahora vienes a mí a decir: “Don Corleone, pido justicia”. Y pides sin ningún respeto. No como un amigo. Ni siquiera me llamas Padrino. En cambio, vienes a mi casa, el día de la boda de mi hija a pedirme que mate por… dinero.
Por muy ocupado que estés, seguro que sacas 5-10 minutos para escribir 75 palabras. ¿Que no es posible? 75 palabras son dos tuits y medio completitos. Y seguro que en lo que llevas de mañana has escrito media docena…

El problema es que sabes de memoria los 100 mejores comienzos de novela de todos los tiempos, y te da miedo de que lo que escribes palidezca ante “Lolita” de Nabokov . Te sientes como Billy Crystal en la muy recomendable “Tira a mamá del tren”, que es incapaz de decidir si comienza con…

“La noche era lluviosa”

o

“La noche era fría y lluviosa”.

Olvida los comienzos de “Lolita” * y de “Historia de dos ciudades” *. Tienes que arrancar. AHORA.

Tengo un par de trucos. Cuando dudo cómo empezar imagino a Rod Serling (“La dimensión desconocida”) presentando a mis personajes. En la serie dice cosas como…

Retrato de Matthew McGreevey. Un hombre que al verse al espejo ve a un ciudadano decente. Pero las apariencias engañan. Y esta noche, Matt se enfrentará con la realidad…
(Episodio “Grados de culpabilidad”).
Zack Walker era un hombre simple con problemas simples… hasta hoy. En un cerrar de ojos perdió los últimos dos días de su vida. ¿Dónde están?
(Episodio “Ausencia temporal”).
Otras veces, imagino la voz del doblador de Morgan Freeman en “Cadena perpetua” (que parte de un relato de Stephen King).

… Así surgen frases que pueden quedarse o no, pero que son un buen punto de partida. Recuerda que incluso un fórmula 1 sale del garaje despacio como un utilitario cualquiera. En la carrera es cuando se luce.

¿Y quién sabe si dándole un poco de vueltas, la descripción del personaje se convierte en un estupendo comienzo? Recuerda cómo comienza “La conjura de los necios”:

Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas y pelos sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas fritas.
Menciono un fórmula 1 y recuerdo a Ray Bradbury. No porque Bradbury fuera aficionado, algo que desconozco, sino por su máxima para escribir:

“En la rapidez está la verdad. Cuanto más pronto se suelte uno, cuanto más deprisa escriba, más sincero será”.

¡Cuánta razón! Ya llegará el momento de los matices y las reglas del lenguaje. Por otro lado, Albert Zuckerman, agente Follet, recomienda escribir lo más deprisa posible los dos o tres primeros capítulos y luego destruirlos.

Sí.

DESTRUIRLOS.

¿Por qué? Zuckerman dice que así la obra comienza EN MARCHA y con el estilo asentado. No están los titubeos de “la noche era lluviosa” o “la noche era fría y lluviosa”.

Si a Follet le funciona es posible que nos funcione a los demás seres mortales.

Busca CUADRO con tu buscador favorito. Ve mirando hasta que alguno te inspire, o busca obras de tu pintor favorito. Después, trasládalo al papel, tal cual. Mira este buen ejemplo que me llega a través del guionista Samuel Dalva:

Enciende la radio o vete a Youtube, y comienza más o menos así:

“One more night” de Jennifer Lopez retumbaba en la cabeza de Eva. Era lo único que recordaba de la noche anterior. ¿Cómo había acabado en el calabozo? (Muy “literatura pop”).

O así…

“Los Stones sonaban en la radio mientras Daniel conducía por Downton Abbey”.

Cambia canción por libro (“Se quedó en la mitad de un cuento de Andersen cuando…”) Libro por maceta (“Los pensamientos comenzaron a marchitarse en la botella de licor chino…”). Maceta por marca de café (“Ahora mismo me prostituiría por un café, dijo David”). Empieza con eso. Luego puedes romperlo. ¡Pero empieza!

Nos montamos en un ascensor y hablamos del calor que hace o de cómo está lloviendo, que es tarde o temprano. Palabras para salir del paso. El tiempo, la estación del año, un acontecimiento deportivo también pueden servirnos para comenzar una historia:

Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece.
… Así comienza 1.984.

Corre, monta en ascensor, baja una escalera, compra un billete de tren… No importa. HACE. Es la recomendación de Patricia Highsmith. Este es el comienzo del mito de Tom Ripley:

Tom echó una mirada por encima del hombro y vio que el individuo salía del Green Cage y se dirigía hacia donde él estaba. Tom apretó el paso.
Sencillo. ¿Verdad? Y todo lo que ha dado de sí…

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NOTAS:

* Inicio de Lolita: «Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.»

* Inicio de Historia de dos ciudades: «Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.»

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Vía | http://lukor.com/

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