Asegura el escritor Roy Jacobsen.
Llega el arroz, uno en costra, típico de Elche (con carne y huevo), y el otro del senyoret (pescado y marisco). La conversación gira en torno al oficio y admiten que Noruega es un paraíso para escritores. "La penumbra solitaria y fría ayuda a escribir", bromea Jacobsen. Los dos llevan más de 40 años viviendo de la literatura. El Gobierno aplica medidas para estimular su trabajo; por cada libro que se edita, el Estado adquiere 1.000 ejemplares para las bibliotecas. Luego, hay una política de ayudas a las editoriales y en algunos casos, ayudas individuales. "Es un sistema sofisticado de apoyo que nos permite no estar sujetos al mercado", admite Fløgstad. "En Noruega se puede vivir de la literatura y no ser comercial", agrega Jacobsen. Algunos libros superan los 150.000 ejemplares.
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