El profesor González, apodado por la clase, como "Come Gato", tenía una forma singular de aplicar castigos a los alumnos. Su favorito era el famoso "Caballo". Consistía en que el alumno más alto se ubicaba de espaldas ante la víctima, quien levantaba los brazo por encima de los hombros de aquél. El alumno alto lo agarraba de las manos y en seguida se inclinaba, de modo que el castigado quedaba con los pies en el aire y con el trasero expuesto. El profesor Come Gato se daba todas estas molestias para evitar que la víctima impidiera con las manos los correazos. Tuve suerte de no probar semejante castigo, aunque por las lágrimas de mis compañeros, por su forma de cerrar los ojos, enrojecer el rostro y apretar los dientes ante cada impacto, supe que los golpes debían ser insoportables.
Un día le pregunté al "Perro" Villalba, el porqué del apodo del profesor.
—No digas —explicó— que nunca has visto a Come Gato, el de la revista Condorito.
Reí a gusto pues el parecido entre mi profesor de lenguaje y el personaje de la revista era idéntico.
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